Venezuela, País joven que envejece

Venezuela, País joven que envejece, artículo de opinión

A continuación, queremos mostrarte un artículo de opinión que nos ha hecho llegar la Licenciada Yirley S. Duque M.

Sin duda, una visión muy interesante sobe Venezuela, su envejecimiento y el papel del Trabajo Social.


VENEZUELA, PAÍS JOVEN QUE ENVEJECE

Por. Lcda. Yirley S. Duque M.

Trabajadora social- Docente

Caracas- Venezuela

08-12-2019


Venezuela es un país joven que envejece. Esto lo manifestó para la prensa española el geriatra venezolano Dr. Rodrigo Quintero, quien representa una de las autoridades de la materia, no solo por su formación académica, sino porque figura como el hijo del padre de la geriatría en el país (Venezuela), además de ser gerente por más de 50 años continuos de la Residencia Geriátrica identificada con su mismo nombre, ubicada en la parroquia El Paraíso.

Esta situación, la del proceso de envejecimiento, viene advertida en Venezuela desde hace más de una década y guarda estrecha relación con realidad mundial. “…La población mundial está envejeciendo (…) está a punto de llegar a ser uno de los cambios sociales más significativas del siglo XXI, con consecuencias para casi todos los sectores de la sociedad…” (ONU, 2019)

Particularmente, en Venezuela se reporta el último Censo Poblacional emitido por Instituto Nacional de Estadísticas (INE) año 2011, que la población adulta mayor representa el 5,6 %. Lo que a simple vista pudiera no generar alarma. Sin embargo, si se establece una comparación con datos de otras fuentes extraoficiales recientes, se reconoce que en menos de una década la población se duplicó en casi el 10%.

Esta situación crece acelerada y vertiginosamente, producto de avances científicos y control de enfermedades endémicas. (Quintero, R. 2017) De tal manera que cada vez se tendrán más personas que sobrepasen los 60 años de edad y, al ser una país con supremacía de gente joven, se debe indagar sobre su estado actual, así cómo se encuentra en el contexto venezolano que se manifiesta hostil y cruento para la población de esta edad.

El Gobierno venezolano se ha identificado como uno de corte social, de derecho y de justicia. Esto es así tanto en el discurso como en la carta Magna, la cual propugna ese modelo de Estado. Sin embargo, el adulto mayor en Venezuela forma parte de las poblaciones vulnerables y su situación se ha visto agravada, producto de la dinámica socioeconómica actual.

La Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) de (2017) y ratificada en la del (2018) reportó que, cada hogar venezolano reconoce al menos un integrante menos. Y, esto no solo es grave por el cambio de la estructura o la dinámica familiar y, que al Trabajo Social le viene como espacio de actuación, sino que emigra la población económicamente activa (PEA), en búsqueda de mejores oportunidades de empleo, para poder sufragar los gastos propios, pero además los del grupo familiar.

Esta situación reportada por la ENCOVI (2017) permite comprender que el país envejece, no porque las condiciones de salud mejoren, sino porque se están yendo los jóvenes a otros países. Además, es perentorio hacer mención a los índices de violencia delincuencial reportados por el Observatorio Venezolano de Violencia (2016), el cual manifestó que es, justamente, la PEA la que fallece a manos de otras personas con edades similares.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) trascendió la definición de la Salud como “la ausencia de enfermedad” y, alegó que este concepto implica otras nociones más complejas y de gran envergadura como lo son: “bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.” (OMS, 1948) De tal manera que, la apuesta es a restablecer a todo un país apuntado a ese norte. Pero, ¿será que en Venezuela se puede hablar de salud?

El Estado venezolano se asume como el ente rector y principal gestor de la política sanitaria en el país; expresando claramente en el artículo 83 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) que la salud es un derecho para todos (1999). Además de la existencia de todo un articulado que le precede al anterior y que expone que estará bajo su tutela la creación de un sistema público al alcance de toda la población.

El estado de deterioro de la infraestructura hospitalaria, así como la escasa inversión en el área, además de la ausencia de supervisión y evaluación de las políticas sanitarias, ha sido parte de la historia de Venezuela; así lo reporta Quiñones (2017) quien hace un estudio sobre esta situación y como desde el pasado siglo, ha mermado el sector salud, ante la insensibilidad de la mayoría de los gobiernos de turno que poco han gerenciado, para concretar el sistema como uno de los más modernos de la región, pues en materia de ingresos económicos, Venezuela fue una de las naciones con mayor posibilidad de desarrollo.

Quiñones (2017) manifestó que se abrió la posibilidad a la empresa privada (años 80`) en materia de salud y que esto hizo migrar a gran parte del venezolano a optar por servicios de salud pagos, los cuales se asumían de mayor calidad con respecto al público. Esto aplica para el caso de enfermedades crónicas o eminentemente físicas, pero no ocurre con la misma proporción, ni suerte para el caso de las enfermedades mentales o aquella incapacitantes.

Cuando un integrante de la familia con el transcurrir de los años degenera una enfermedad de tipo físico o mental, condiciona, por lo regular a la madre o la mujer, a emprender estrategias para su cuidado desde el hogar. (Quintero, 2017) Con la incorporación de la mujer al mercado laboral y campo profesional, se genera una dinámica nueva y se debe, entonces, buscar las opciones de cuidados fuera del hogar.

En algunos países se reconocen como Instituciones de Larga Estancia (ILE), en Venezuela se reconocen como Centros de Larga Estancia (CLE) o Establecimientos de Larga Estancia (ELE). Para el caso de la población adulta mayor, se asumen específicamente los ancianatos o los geriátricos.

Estas instituciones pueden ser de carácter público o privado, así como algunos que entran en la cualidad de ser mixtos o subsidiados por el Estado. Al ser Venezuela un país, donde no existen hospitales para adultos mayores, el sector privado acumuló la gran mayoría de los CLE.

Este es un servicio que implica mayor inversión que algunos otros, ya que requiere de mayor personal, capacitación especializada en la atención de adultos mayores, además de gran inversión en materia de medicamentos, ayudas técnicas, pañales, entre otros. En Venezuela resulta un servicio de costos elevados y que, no puede ser cubierto por la mayoría de los venezolanos. Por ello el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), en virtud de su campo de actuación, donde una de las poblaciones sujeto es la adulta mayor, se propuso desde los años 50 a crear un programa de salud para la atención de los adultos mayores que requirieran atención externa al hogar.

Inicialmente, por 52 semanas (equivalente a un año de cotizaciones por el asegurado) el IVSS ofrecía, a través de la Dirección General de Salud y bajo la supervisión de la División de Clínicas, la posibilidad de ingreso en una RESA para obtener atención en salud los 365 días del año, siempre que estuviesen aportando al Sistema de Seguridad Social. Esta posibilidad se hacía extensiva al grupo familiar del cotizante.

Este programa consistió en contratar instituciones privadas con capacidad instalada para albergar a adultos mayores de ambos sexos que no pudieran ser atendidos en el seno del hogar, ya sea por razones de salud física o mental. Estas empresas pasaron a ser subsidiadas por el Estado y recibieron la denominación legal de Residencias Socio Asistenciales (RESAS). Se contrataron más de 30 CLE y la mayoría ubicados en el Distrito Capital.

El ingreso del adulto mayor a estas instituciones se convirtió en una realidad socialmente relevante, no solo por la población a la que atiende, sino por lo escasamente investigada. La tendencia al envejecimiento ha obligado a la creación de más CLE y con ello, más número de contratación de este tipo de servicios que se sostienen sin mayor supervisión y vigilancia por parte de las autoridades competentes. (De los Reyes, M. 2007, P. 23)

La vida de la población adulta mayor en Venezuela se pronostica caótica, ante la ausencia de alimentos o de escaso nivel nutricional, sin medicinas a su alcance, sin los familiares para brindar el apoyo emocional, sin redes hospitalarias y sin servicios geriátricos acorde a sus necesidades.

El estado de salud del adulto mayor en Venezuela es preocupante, ya que no cuenta con la debida atención en el hogar, ni el Estado ofrece alternativas para garantizarle una vida digna. Es por ello que, se debe insistir desde el Trabajo Social que, la alternativa próxima, se vincula al cuidado de la persona desde su mismo hogar, resultando más seguro y menos costoso contratar personal de salud a que asista al medio íntimo.


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